El Niño, el Calentamiento Global y la Lucha de Climas



En un mundo dominado por las potencias occidentales y sus intereses capitalistas, fenómenos como El Niño y el calentamiento global no son simplemente incidentes de la naturaleza, sino más bien consecuencias palpables de un sistema global desigual y explotador. La crisis climática es, de hecho, una extensión de la opresión imperialista que las naciones del Sur han enfrentado durante siglos.

El calentamiento global es el precio que todos pagamos por la insaciable sed de ganancias de las élites dominantes. Las naciones más poderosas han disfrutado de un desarrollo desmedido a expensas del planeta, mientras que las naciones en desarrollo, aquellas que han contribuido menos a esta crisis, son las que sufren sus peores embates. Países como Chile, atrapados en la periferia del sistema capitalista global, enfrentan sequías, inundaciones y alteraciones en sus ecosistemas, mientras luchan por mantener su soberanía frente a las potencias que buscan perpetuar su control.

Los medios de comunicación, en su mayoría en manos de grandes conglomerados corporativos, perpetúan la desinformación, minimizando la urgencia del cambio climático o promoviendo soluciones que, en última instancia, benefician a los intereses corporativos y perpetúan el statu quo. Las voces del Sur, aquellas que claman por justicia y acción real, son a menudo silenciadas o relegadas al margen.

Pero esta no es solo una lucha por el clima; es una lucha por la justicia, la soberanía y el futuro de las naciones que han sido históricamente oprimidas. La verdadera solución no es simplemente tecnológica o económica; es profundamente política y social. Las naciones del Sur deben unirse en solidaridad, resistir las presiones del Norte y redefinir el desarrollo en términos que valoren a la gente y al planeta por encima de las ganancias.

Frente a esta crisis global, la cooperación internacional y la solidaridad son esenciales. Pero no puede ser una cooperación dictada por aquellos que han causado el problema. Debe ser una cooperación basada en la equidad, la justicia y el reconocimiento de las deudas históricas y ecológicas.

El calentamiento global y El Niño son recordatorios claros de que el planeta es un sistema interconectado. Del mismo modo, la lucha por la justicia climática es inseparable de la lucha contra el imperialismo, el capitalismo desenfrenado y la dominación global. Es hora de que las naciones del Sur tomen el control de su destino y luchen por un mundo más justo y sostenible. Es hora de que todos nosotros, como habitantes de este planeta, nos unamos en esta lucha.

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